Vamos a ir al campo a relevar, a  indagar, a capturar evidencias sobre lo que nos proponemos como problema, pero esa  praxis no debe estar al margen de las consideraciones éticas propias del  discurso analítico, ¿por qué? Porque vamos a trabajar con sujetos del lenguaje,  con parlettres.
Lacan en el Seminario de Los  cuatro Conceptos decía que el estatuto del inconsciente no es óntico, es ético,  ya que no se trata de una sustancia. En todo caso va a reservar la noción de  sustancia para referirse al goce, en el seminario Aún. Pero el inconsciente es de  otra estofa.
 Este rasgo del inconsciente sitúa en el corazón de nuestra práctica el  problema de la ética y el testimonio en acto de esa dimensión ética es que hay psicoanalistas. Una ética que tiene consecuencias en lo real, o sea  se trata de una praxis y como toda praxis la dimensión ética es  irreductible.
Por lo tanto, podemos hablar de responsabilidad, de problemas éticos y morales en el campo analítico. La  moral es también una dimensión ineludible en tanto es necesario como analistas  pensar la dimensión de la ley. Cuál es el origen de la ley? Hay origen de la  misma?
De hecho y cada vez,  en cada caso que abordamos, incluso en cada sesión, nos podemos habilitar para sostener estas preguntas, que son  preguntas kantianas:
¿Qué se puede hacer?,
¿Qué se puede esperar?
¿Qué se puede saber?
Preguntas  que más allá del autor podemos considerarlas como propias de  nuestro campo, porque nos sirven, porque atañen a nuestra práctica y a sus consecuencias.
Son preguntas que cuando se las  intenta responder, las respuesta darán cuenta, en el mejor de los casos, de una  ética.
A su vez,  me parece que estas consideraciones sobre RyE , hay que situarlas  en un determinado contexto para que en lo posible el efecto metafísico sea  mínimo. Me estoy refiriendo a nociones tales como Unidad, Absoluto, Interioridad,  Dios.
Las preguntas sobre RyE propongo  pensarlas de modo articulado a la pregunta por la comunidad y el   lazo social.  
Sabemos que Lacan piensa el  discurso como una estructura, cuatro lugares enlazados en función de una estricta  lógica, son modalidades que asume el lazo social. 
Pero ¿qué es un discurso?
Para Lacan el discurso es un  lazo social.
¿Tendrá que ver con la  comunidad, con la cosa pública, con los vínculos entre uno y otros, con la moral  ciudadana, con la amistad, con qué tiene que ver? ¿
Qué tiene de social el lazo  social? ¿Por qué esa ligadura es social? 
¿Hay relación entre dos a través  del lazo? 
Y por qué la lógica del lazo  vendría a dar cuenta de semejante ligadura? 
¿Qué es una masa? Cómo piensa  Freud, por ejemplo en “Psicología de las masas y análisis del yo” o en “Totem Y Tabú” o en “El Malestar en la  Cultura” la noción de lazo, la noción de comunidad ?
 ¿Cómo se  garantiza la cohesión social de una masa?¿Por qué obedecen los ciudadanos? 
¿Por qué la obediencia es el pathos fundamental de la comunidad actual si el malestar llega a niveles de  exceso intolerables?
Podemos pensar en la composición  de una masa sin líder, por ejemplo?
Freud necesitó para pensar su  modelo en la función del líder, un líder reducido a un rasgo: por ejemplo, como dice  Lacan el Sem XVII y en el XVIII también: está reducido al famoso bigotito de Hitler,  rasgo que daba consistencia a esa masa. 
Recuerden que en ese artículo  Freud introduce una modalidad nueva de identificación y además, Lacan de ahí la noción  de Rasgo Unario en el Seminario XVII.
El lazo social no es un vínculo,  si pensamos a este como algo que reúne a por lo menos dos elementos en un  conjunto (pueden ser más elementos). 
Supongamos un conjunto, desde el  punto de vista matemático: un límite, que hace de frontera o de borde y que  instala, que funda un afuera y un adentro. Dentro del círculo,  pongamos  elementos a, b, c, d, etc.  
Estos elementos que están  haciendo un grupo dentro de cierto límite, ¿podría ser un modelo para pensar el lazo  social?
¿Cuál sería la ligadura entre  ellos? La semejanza? ¿Pertenecer a un mismo conjunto? ¿Que todos tengan algo en  común, por ejemplo que todos sean letras o números? 
La vecindad, ¿podría ser un  criterio?  Al menos en matemáticas puede ser un  criterio válido. 
Podemos armar infinitos  conjuntos, incluso tener un conjunto que sea vacío, también es posible.   
Ahora la pregunta es por la  modalidad de lazo que establecen los elementos entre sí. 
Pero este no sería el modelo del  cual estamos hablando para situar la lógica del lazo. 
¿Por qué?
En nuestro campo son relevantes  algunos binarios. Algunos de ellos podrían ser  entre el significante y lo real,  ser y tener, entre deseo y goce, posible e imposible, verdad y  saber. También podemos poner en esa serie, porqué no, al binario  masculino/femenino. O, la relación sexual en el ser hablante.
Para los chinos por ejemplo,  como dice Lacan en el Seminario XVIII, eran importantes el Cielo y la Tierra, dos elementos importantes en esa milenaria sabiduría, como consta en el  texto de Meng-Tsu o Mencio, como lo llamaban los jesuitas en China. Podría ser  también el Yin y el Yang, los principios macho y hembra, etc.  
Cuál sería la estructura en  juego? 
Podemos postular que se trata de  la relación entre Uno y Uno, como mínimo. 
O sea, Uno y Uno, y Uno y Uno,  todos Unos susceptibles de establecer una relación con otro Uno. Es eso posible? 
Si no hay nada más que Unos, es  posible hacer de Dos Uno,  tal como postula el discurso de Diótima en el Banquete de Platón, al hablar de los amantes y  la búsqueda de su otra mitad, trabaja Lacan para situar la lógica de la transferencia en el Seminario VIII.
Bien, esta es una pregunta fundamental.  Cómo es posible un lazo entre Uno y Uno? 
Es posible la escritura de ese  lazo?
Es una pregunta de la clínica,  que tiene consecuencias según la lectura que hagamos de ella y cuando hablo de consecuencias, hablo de consecuencias clínicas. No es lo mismo pensar la dimensión del lazo tal como lo hace la corriente sistémica o cognitiva,  incluso las neurociencias, no tendría la misma implicancia que pensarlo desde la  noción de castración o desde la “la relación sexual no existe o no se puede  escribir”.
Es posible escribir el lazo que  uniría -si es eso posible- al elemento a con el elemento b? 
La escritura matemática tiene  conectivas que hacen posible la escritura de esa relación. Ahora, que se pueda  escribir en lógica una relación como  función o como oración  p . q, p v q, no impide que en lo real sucedan otras cosas.
Vamos a postular que no hay  relación entre Uno y Uno salvo por su diferencia.
Eso mismo que los diferencia o  los separa es lo que une.  Están articulados entre sí porque el lazo es eso que los separa. 
Es esta una manera un poco a  contrapelo del sentido común y de las teorías modernas y actuales del vínculo. 
Entonces, lo social no sería una  relación, no sería un vínculo entre las personas o entre la gente, vínculo  inefable que sin embargo algunas prácticas pueden incluso hasta mensurar,  cuantificar, establecer parámetros, etc. 
Nosotros postulamos: lo que  separa los Unos es lo que los enlaza. Se recata su diferencia y se la preserva porque  esa misma diferencia es su articulador. NO es lo que une, es aquello que posibilita la relación misma. No ser-dos -que–hagan-uno es lo que anuda.  Por lo tanto la relación se sostendrá en lo que separa, Uno a Uno o Uno por  Uno. 
Esto es sabido y no lo descubre  el psicoanálisis, solo lo formaliza.
Hay otros intentos de  formalización del lazo en este sentido en la actual filosofía política –hablo de Giorgio  Agamben, de Roberto Espósito, de Slavoj Zizek, de Rorty, de pensadores argentinos  como Cristina Corea e Ignacio Lewkowicz, que están en la bibliografía. Todos  ellos toman como referencia las modalidades de lazo en la comunidad actual,  debate muy presente luego de la caída del muro de Berlín. 
Es necesario volver a pensar la comunidad,  y estos intentos contemporáneos de la filosofía política, advienen nuevos intentos de  formalización. Esto también quiere decir que el psicoanálisis entra necesariamente en interlocución con otros saberes y otros campos, o que Lacan ya había  anticipado en su debate en la Sorbonne en ocasión del Seminario XVII.
Recordemos que el contexto en el  que Lacan introduce la formalización del discurso es un contexto de convulsión  social y política, cuando el mismo Lacan sale a debatir con los alumnos de La  Sorbonne en las escalinatas sobre la política y la revolución.  Como  dice Zizek, no es casual que esa revuelta haya sido en la Universidad, dado que según este autor, el  nuevo amo hoy tiene que ver con el saber universitario, el saber de los expertos y  de los especialistas.
En ese Seminario Lacan habla de  política, del pensamiento griego, de religión, de filosofía, de ciencia,  de lingüística, etc.  Pone en  serie al psicoanálisis  junto a saberes de una  larga tradición, como por ejemplo la filosofía. Entonces,  es un intento de Lacan por sacar al psicoanálisis de su estatuto de secta,  de hacerlo menos esotérico y abrirlo al debate y a la comunidad.  También en esos años, en el texto de la Proposición del 9 de Octubre del 67, propone el psicoanálisis tanto en intensión, dentro de la comunidad analítica o, por fuera de la misma,  con la noción de psicoanálisis en extensión.  
Recordemos que al Seminario de  Lacan, muy numeroso  por cierto, iban a “hacer masa” –y Lacan se refiere a la función de l público como un factor de presse, de presión, de presencia inquietante que él usaba como ocasión para  sostener su posición casi de analizante, como decía él mismo de sí cuando dictaba  sus clases-  una nutrida concurrencia, desde psicoanalistas, religiosos, escritores, filósofos, hasta artistas y matemáticos, etc. 
También había entre sus oyentes, estudiantes maoístas que lo acusaban de ser un burgués y a los que Lacan  no escatimaba en responder. 
Por qué la revuelta se origina  en la Universidad y no en los sindicatos, o en la calle con la movilización  popular? ¿Por qué una masa de maoístas idealistas revolucionarios encabezan una vanguardia de algo que todavía hay que pensar para dilucidar lo que se  jugó en esas instancias?
 Jean-Claude  Milner, un lingüista y filósofo amigo del Campo Freudiano,  acaba de publicar un libro sobre el tema del mayo francés, se llama “La  arrogancia del presente”, donde retoma este acontecimiento, luego de casi 4 décadas,  para darle una nueva vuelta de tuerca.
Lacan les decía, en público a  los estudiantes que pretendían hostigarlo en las escalinatas:
 “Como los  histéricos están pidiendo un nuevo amo ¡Lo tendrán!” o, en términos de Nietzsche, es el pasaje de la ética  del amo a la moralidad del esclavo. 
Acá no hay nada despectivo  respecto a la clase obrera, proletarios, indigentes, les èchec como llaman en  Francia a los excluidos.
  “La revolución es lo que vuelve al mismo lugar”  dijo Lacan en este contexto y no sin fundamento. De hecho es lo  que ocurrió, un pasaje de la ética del amo a la moral del esclavo en  términos de Nietzsche. Asistimos actualmente a la era de la globalización y de la uniformización del discurso y como dice el psicoanalista italiano  Antonio Di Ciaccia, se trata de una revolución porque perturbó la relación entre el  sujeto y el Otro. 
Pero, según mi punto de vista,  es una revolución que volvió al mismo punto y después de un giro que condujo al mismo lugar, dado que seguimos en un  sistema capitalista que aunque extenuado, sigue siendo el Amo, aunque su  semblante sea hoy el saber científico y técnico (es decir la Universidad) comprometido  en su devenir con un capitalismo que se encuentra en encrucijadas cruciales, a  juzgar por los últimos acontecimientos, políticos, sociales, económicos y  bélicos. 
Lacan en el ´68 entonces, con  ese modo de referirse a l revolución, no estuvo errado. Está verificado en la época  actual que se trata de un giro para volver al mismo lugar.
Es el Seminario más politizado  de Lacan y se dedica a pensar justamente el lazo y cuál sería la especificidad del discurso analítico en su relación con estos discursos. Jorge Alemán dice  que esta es una muestra de humildad y de ironía por parte de Lacan, situar e incluir en sincronía al psicoanálisis junto a otros discursos. 
Ahora bien, de qué se tratan  estas estructuras llamadas discursos?
Estas estructuras tetraédricas  que Lacan formalizó,  conforman lo que Lacan llama en el Seminario XVII,  “un discurso sin palabras”,  aparatos formales, concebidos en función de la escritura y que son animados por el uso de la palabra.  Eric Laurent dice que son cuatro modalidades de tratamiento de lo imposible.
En su libro “Lacan-Heidegger”,  escrito con Sergio Larriera define al discurso como “la modalidad de producción de  ciertos enunciados y sus consecuencias”.  Es un esqueleto tetra cuya distribución funda en qué cosa,  lugares,  que son cuatro.  
Es un esqueleto tetra cuya  función está fundada en lugares, que son cuatro. Lugar es una noción de tradición filosófica, topos en griego, tal como lo trabaja Aristóteles en la  Física.
El lugar detenta dos posibles  estados: vacío/saturado o lleno. A nosotros, para situar bien la noción de  estructura, nos interesan ambos estados, dado que si solo consideramos la noción de  lugar vacío, tenemos el esqueleto o la estructura misma de los discursos, o  sea cuatro lugares que van a ser saturados o llenados por letras. Es decir,  los discursos son estructuras en las que se escriben letras. Esto parece una banalidad, pero el matema guarda esa relación con la escritura, con la  letra. Recordemos que la ciencia también se maneja con letras. Es la dimensión sumamente importante que le atribuye Lacan al escrito, el matema,  necesario para la transmisión del psicoanálisis.
Los discursos son entonces  aparatos, dispositivos que nos permiten pensar la operación analítica -Lacan en  los últimos Seminarios hablaba de acción analítica. Una cosa es saber,  conocer los discursos y otra es usarlos, saber usarlos, pensar la clínica desde ahí,  no solo la clínica, sino una modalidad para pensar el lazo social, ya que  el discurso es eso, según Lacan, un lazo social.
Luego de una serie de  complicadas transformaciones sobre algunas figuras geométricas de tradición pitagórica en sus formas,  llega a la resultante de una estructura irreductible de cuatro lugares,  lugares que van a quedar saturados, ocupados por letras (a, $, S1 y S2). 
Es un esqueleto que marca  lugares y estos lugares no son permutables, pero sí las letras. Lo cual indica que hay  lo invariante de la estructura, lo invariante de cada uno de los cuatro  lugares y las letras, las cuales si van permutando. 
El Uno, cada Uno, debe animar  con el recurso de la palabra estas modalidades de lazo. Cada uno de los discursos cuya  matriz fundacional procede del Discurso Amo que Lacan situaba como el Discurso  del Inconsciente, cada uno de ellos responde a una modalidad subjetiva según  el lugar que  ocupa cada letra en la estructura.
A los discursos que Lacan  formalizó y que ya todos conocemos, el del Amo, el de la Universidad, el de la Histérica  y el del Analista agrega otro, que es una “pequeña modificación” introducida  en la escritura del discurso del Amo, que es el discurso Capitalista. 
Es, como lo señala Lacan,  producto de una “pequeña modificación” que altera el lugar de  los matemas $ y S1, donde el primero, el $ queda colocado en el  lugar del semblante (o agente) y el S1 en el lugar de la Verdad.   
La verdad tiene que ver con la existencia del sujeto. Si la verdad queda reducida a un saber habría la posibilidad de una garantía para la existencia del sujeto. Esto es imposible, porque ya vamos a ver de qué verdad hablamos en relación a la ciencia. Cómo trata la ciencia la dimensión de la verdad?
En este lugar, en la estructura,  la verdad existe,  es un hecho.
El discurso del amo es un  discurso sin el cual los otros no existiría.
Dice Zizek que “el gesto del amo  es el gesto fundacional de todo lazo social”.
S1 es una marca, de la operación  de la Represión Primaria, o rasgo Unario, como lee Lacan en Freud en  “Psicología  de las Masas”. El S1 es el rasgo o  marca que testimonia el impacto del lenguaje en el cuerpo del viviente.
El lugar de la verdad. La verdad  material, la verdad psicológica, la verdad formalizada de la ciencia.
En el D de la Ciencia queda  elidido el goce del sujeto. En el D de la Técnica (D del Amo) queda elidido el Sujeto.  En el D Capitalista, la Verdad queda determinada por el imperio del $ que pasa a  ocupar el lugar dominante.  La Verdad queda articulada en una especie de lazo sin fin, donde queda determinada por  los otros lugares. En los otros discursos, es un lugar que guarda una  relación de imposibilidad con el lugar del Producción, si bien incide en los otros,  pero ella misma en tanto lugar nunca es condicionada por los otros lugares.  Ver la dirección de los vectores...
Hay otros dos discursos que no  aparecen formalizados, pero que están implicados en la consideración de los que  estamos tratando: el  de la Ciencia y el de la Técnica, pero que podemos poner en consonancia con los discursos de la Histérica y el discurso del Amo, respectivamente.
Lo que está en juego en estas consideraciones sobre los discursos y en la introducción del  capitalismo, la Ciencia y la Técnica como el contexto en el que el psicoanálisis debe  existir en la época actual, es el futuro del psicoanálisis. En ese sentido,  Alemán dice que se trata de “el estallido de todos los lazos sociales… Entonces  hasta dónde es posible sostener la existencia del psicoanálisis en la época de la  razón actual?”
Alemán insiste en que eliminado  el sujeto y el goce se produce la devastación del paisaje humano.
Cuando Alemán habla de la Razón  Actual, se refiere a la primacía de la razón científico -técnica y su estrecha  ligazón con el capitalismo y la circulación sin medida, del artefacto técnico que  queda asociada a la función del  plus de goce.  
De todos modos, es importante no  perder de vista la pregunta. Cuál es la razón actual? Cuál es el lugar de la  ciencia en la subjetividad moderna, cuales son sus determinaciones. 
Zizek en el libro “Violencia en  acto”, Cap. 4, “La dominación, hoy: del amo a la universidad”, sostiene que el nuevo  amo es el saber universitario:
“El amo moderno está justificado  por su saber experto: uno no es amo por nacimiento o por mera investidura  simbólica: más bien debe convertirse en amo por educación y calificación; en este  sentido simple y literal, el poder moderno es saber, está basado en el saber. El  pasaje del discurso del amo al discurso de la universidad  significa  que el Estado mismo emerge como nuevo amo, el Estado por el saber calificado de la burocracia”
Más adelante agrega:
“El discurso de la universidad  como discurso hegemónico de la modernidad tiene dos formas de existencia en  las cuales su tensión interna (“contradicción”) está externalizada: el  capitalismo, su lógica del exceso integrado, del sistema que se reproduce mediante  una constante autorrevolución y el totalitarismo burocrático, que está conceptualizado en diferentes formas como el dominio de la tecnología,  de la razón instrumental, de la biopolítica, en tanto ´mundo administrado”
¿Cómo se rompe el círculo  vicioso que se instaló, de mutua implicación, entre capitalismo y dominancia del saber universitario según la apreciación de Zizek o el círculo plusvalía-plus  de goce a través del brillo de los artefactos técnicos? Tiene el psicoanálisis  alguna injerencia en esta lógica, puede incidir en esa reproducción sin límite  sin que implique una posición antitecnicista o anticientificista de retorno a  una pacífica vida de aldea?
Zizek no es para nada pesimista  en este punto a diferencia de Freud, que era más bien pesimista en relación al  imperio del goce en su inercia hacia el mal (Malestar en la Cultura). Zizek  plantea que estamos enfrentados a nuevos desafíos y arrojados a la necesidad de la invención de nuevos recursos que rescaten la dimensión de cierta  dignidad humana: 
“El hecho de que la situación  parezca catastrófica es, pues, un signo positivo, un signo cierto tipo de progreso: hoy somos  mucho más sensibles a cosas que también sucedían en épocas precedentes.”
Pero, sin embargo, la salida  puede entrañar “violencia”, como dice Zizek. No es una salida pacífica. Acá nuevamente  nos encontramos con el atolladero freudiano de “El malestar en la cultura”.
Es el impero dela razón  hobbesiana? Es la consagración de la ruptura del contrato social de Rousseau?  Cómo evitar “el estallido de los lazos sociales”, como dice Alemán o el mero estallido violento de las  comunidades que ya están organizadas como tales alrededor del modo de producción  capitalista o post-capitalista inclusive, con el imperio casi absoluto del saber de  los expertos, de la técnica, de la ciencia? 
Cómo pensar el psicoanálisis en  este contexto, época en que este discurso promueve como respuesta casi única y privilegiada el cuerpo como acontecimiento? Estamos viviendo un mundo de  siglas (no un siglo de manos como pretendía Rimbaud): TOC, ADD, TCC, etc.  Siglas y letras que aplastan y rechazan al sujeto forcluyéndolo. Es la primacía  del sujeto de la ciencia, una dimensión formalizada de la verdad y expresada  en letras, fórmulas, algoritmos, funciones, programas de software ultra sofisticados y donde la experiencia del parlettre queda ocultada por el experimento de laboratorio o las demostraciones matemáticas.  
De todos modos, en esa higiénica arquitectura de la devastación técnica, la palabra pervive como un fósil parasitario cuya función es imposible de reintegrar a la razón  dominante. 
Queda excluida. Pero el malestar  pervive, es decir es invariante y estructural de la cultura.
No obstante, la angustia se  sitúa en las fisuras de ese bazar global y  transparente de la pura ciencia y de la tecnología. La pulsión  que, por estructura es indomesticable siempre inventa sus propias modalidades de compensación y resarcimiento (muy bien dilucidado por Freud), no es  posible arrasarla, aunque sea esa la pretensión (“La naranja mecánica”)

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